domingo, 28 de diciembre de 2014

MI PEQUEÑO VIOLÍN MAGENTA


Esta noche he soñado con mi pequeño violín magenta y he vuelto a escuchar la luz vibrante de su interior ungida por la proximidad del arco incandescente. He vuelto a hacer sonar su corazón/carcasa con aquella oportunidad que creía perdida. Mi pequeño violín magenta suspira volutas de aire perfumado cuando nadie se interpone en nuestros silencios.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

INVIERNO


Me visto con tu piel durante las trémulas madrugadas de invierno. Tanto es así que he llegado a confundir mis manos con la suave curva que traza una interrogación en el tobogán de tu cuello. Abril ha de llegar antes de devolverte la ropa y aprenderme el perfume de todo aquello que devoraba tan delicadamente.

sábado, 25 de octubre de 2014

MI PEQUEÑA Y DULCE CAPIBARA





Mi pequeña y dulce capibara espera escuchar mis pasos en la puerta de entrada mientras dormita recostada en una hoja de la higuera. Entonces, cuando adivine mi llegada, bajará del árbol dejándose caer junto a la tapia, y mostrará su alegría rozando su cabeza en mis pantorrillas. ¿Hay algo más tierno que una capibara adoptiva?

martes, 21 de octubre de 2014

PARA ELISA


Encuentro mi cubil en esa desmesura con que emprendes cada gesto, cada paso. Estar a solas contigo -a solas con tu universo- es siempre y con toda seguridad una amenaza de exceso; una invitación al encuentro en el punto intermedio de la cuerda floja. Es por eso que he decidido esperarte ensayando unos pasos de baile en la cornisa del octavo piso.

viernes, 20 de junio de 2014

SENDEROS DE TINTA


Yo me busco y rebusco cada día en estas líneas curvas, rectas, sinuosas y zigzagueantes; estos senderos tortuosos de tinta que se retuercen como cuerpos atribulados, como infinitos laberintos que no llevan a ninguna parte excepto a la posibilidad -puede que obligatoria- de mostrar mi humilde desnudez, e incluso hacer de la piel un envoltorio transparente donde asome la única verdad que me avergüenza.

domingo, 15 de junio de 2014

TODAS LAS NOCHES DE ESTA ETERNA NOCHE


 
Todas las noches de esta eterna noche me dejo adormecer por los brazos de una princesa persa de ojos almendrados, que teje con sus labios una fina tela de araña entre los aguijones de mis párpados. Y es tan frágil el hilo susurrado en la hermosa lengua farsí, que acaba deslizándose suavemente hasta el fondo de mis sueños, antes de alzar el vuelo con la brisa del alba. Y así -cuando por fin abro los ojos- la veo alejarse transfigurada en un dédalo de húmedos diamantes que flota trazando destellos de deseo con las primeras luces del alba, mientras se escapa ingrávida entre las ondas de la vaporosa cortina. Adiós, princesa; me embriagaré con el vino de tus palabras para aturdir el dolor de esta absurda realidad.

domingo, 8 de junio de 2014

LO QUE IMPORTA


¿Qué es lo que importa? Una cometa manufacturada con cañas de río y bolsas de plástico. Las risas de unos niños. Y, al fondo, el mar plateado donde rolan los mismos vientos que inflaban las velas de aquel barco pirata que surcaba nuestros sueños.

viernes, 30 de mayo de 2014

DIALOGANDO CON EL AIRE

El poeta se ha vuelto imperceptible para todo eso que importa a los poetas. En algún momento de ese turbio devenir dejó de mirarse al ombligo y se fabricó unas alas con papel higiénico.
El poeta no está hecho para hablar el mismo idioma que tú hablas, sino para inventar otro modo diferente de arrancarse la piel y desplegarla bajo el sol. Y ahí viene la parte más cínica del asunto: la mayoría de los circunstantes prestará atención a la piel apartando la mirada de la desnudez del poeta.

domingo, 25 de mayo de 2014

(CONCLUSIONES)



Los acontecimientos se desarrollaron -obviamente- en el lugar de autos. Esto es, en la cochera donde el demandado Kaspar K. mantenía furtivos encuentros con la hermosa y turbadora Wallis C. Aquella noche -o más bien, aquella madrugada- el susodicho (me refiero, claro está, a Kaspar K) estacionó su todoterreno junto al monovolumen de la susodicha (Wallis C., por supuesto) y descendió de su flamante vehículo de tracción 4x4, para acceder al espacioso asiento trasero del automóvil de la susodicha. Tras los prolegómenos de rigor (siempre tan sobrevalorados) los demandados, dejándose llevar por sus más bajos instintos, se lanzaron a una ruidosa y desesperada cópula. Aquella cacofonía (¡a tan altas horas de la madrugada!) puso en alerta al diligente vigilante de seguridad Billy Bob C. (mi cliente, para más señas) quien, en estricto cumplimiento del deber para el que fue investido y uniformado (con las correspondientes recomendaciones) se acercó con el preceptivo sigilo por la parte trasera del M.V donde la susodicha (la hermosa y turbadora Wallis C.) y el susodicho (posteriormente identificado como Kaspar K.) fornicaban sórdidamente, obviando las más elementales normas del decoro. Mi cliente (el siempre diligente Billy Bob C.) proyectó la luz de su linterna reglamentaria hacia y a través de la ventanilla trasera del M.V. de la susodicha (Wallis C., como venimos diciendo), quien, ora por la impresión producida por la repentina aparición del luminoso rayo; ora por una violenta convulsión a resultas del éxtasis pasional, ora pro nobis; el caso es que lanzó una violenta patada, digna de una consumada kungfuteka, kungfunera, kungfuninana o kungfómana (quí lo sá), que provocó la (no menos violenta) apertura del portón trasero del M.V. de la susodicha (Wallis C., siempre tan hermosa y turbadora), el cual fue a impactar directamente en el rostro del vigilante Billy Bob C. (cliente de este letrado, para más señas), quebrantándole las prótesis dentales (endodoncia de la mejor calidad) que, en ausencia de los cuatro incisivos superiores, hacían las funciones iniciales de la inevitable deglución.

En resumidas cuentas: 1ª) Que K.K. y W.C. se encontraron sus respectivos T.T. (4x4) y M.V  2ª) Que los susodichos (W.C. y K.K) fueron sorprendidos B.B.V. en ejercicio de sus funciones (las de mi cliente, no las de W.C. y K.K.). 3ª) Que W.C. lanzó la puerta trasera de su M.V. contra los implantes 11, 12, 21 y 22, de B.B.V.

Es por ello que SUPLICO que el tribunal condene a la susodicha (W.C.) a satisfacer el importe de los daños materiales, y solidariamente a los susodichos (W.C. y K.K) a abonar el montante de los daños morales del otrosí de la demanda, todo ello con la correspondiente condena en costas de la presente instancia.


sábado, 3 de mayo de 2014

EL SECRETO DE LA VIDA


Pocos saben que nací a la tierna edad de cien añitos. De ahí que mi natural inconsciencia fuera producto de los achaques, y no al contrario. Algunos años después, mis ojos se fueron aclarando con la miopía, hasta que conseguí ver el mundo en toda su pequeñez. Ahora ando ya por debajo de los cincuenta y sigo mejorando con el tiempo.

domingo, 27 de abril de 2014

CARRIL BICIO



Habida cuenta la saturación de prohibiciones para todo aquello que pudiera poner en peligro la moral y la salud pública, se ha lanzado la iniciativa popular de crear un carril bicio. Por el carril bicio podrán circular: fumadores, ludópatas, dipsómanos, cocainómanos, heroinómanos, lectores de Boris Vian, melómanos, filósofos, cleptómanos, e incluso usuarios de velocípedos de tracción animal sin casco. El casco (para el animal, por supuesto) tan solo sería recomendable -nunca obligatorio- en caso de malformaciones o anomalías tales como, por ejemplo, la tenencia de masa encefálica.

domingo, 20 de abril de 2014

NO OYES LADRAR LOS PERROS

Estamos en un bar. Nuestra agradable conversación se ve interrumpida por la llegada gradual de tres generaciones de una misma familia. La madre se acerca a nuestra mesa y nos pide correctamente las dos sillas que nos sobran. Ningún inconveniente. Las dos sillas son para sendas niñas de unos siete u ocho años que, rápidamente, toman posesión del asiento. Los abuelos llegan los últimos y se quedan de pie.
Algo más tarde aparecen otras dos mujeres de mediana edad acompañadas de cinco adolescentes. La mesa de la anterior familia ha quedado libre y los cinco adolescentes son acomodados por las dos mujeres. Ellas van y vienen de la barra a la mesa haciendo las veces de camareras para los muchachos. 
Es lo que hay. Es lo que nos espera. 

El título de esta entrada pertenece a un relato de Juan Rulfo. La intencionalidad es fácil de adivinar con sólo leerlo o escucharlo en la voz del escritor mexicano.  http://youtu.be/cewv7qyUpsA

viernes, 11 de abril de 2014

INGRAVIDEZ


Aquí el aire se ha vuelto tan denso que hemos dejado de caminar sobre el suelo y ahora nos desplazamos buceando. Los viandantes se mueven dando brazadas. Yo procuro impulsarme con los pies en las paredes de los edificios, igual que hacía antes en la piscina. Me gusta elevarme por encima de los tejados y dejarme llevar por la inercia de un buen impulso en los campanarios de las iglesias. Se ha perdido, eso sí, un poco de intimidad en las azoteas pero, por otra parte, el número de suicidios por precipitación o ahorcamiento ha descendido apreciablemente.

sábado, 5 de abril de 2014

LA PUPILA FANTÁSTICA



Las historias nacían en su angelical mirada como sueños dominados por la varita de lo imposible. A lomos de una extraña criatura -mitad pingüino, mitad caballito de mar-, atravesó océanos de miel, galaxias de azúcar (a punto estuvo de atragantarse), montañas sin cima, artefactos languidecientes, islas flotantes, ríos de leche, bosques completamente amarillos. En sus largas singladuras conoció el vértigo del abismo insondable bajo los sargazos, la magia de los largos silencios, el pánico del amor, el sabor de los frutos lunares, la metralla de la rutina, e incluso el delirio de su propia maestría. Luego, fue pormenorizando sobre la arena del desierto toda su vida, todas sus utopías, todos sus demonios, y esperó pacientemente a que el viento del sur se la llevara muy lejos.

martes, 1 de abril de 2014

¿PÁJAROS EN LA CABEZA?


Miguelito es hijo de una encina. Un día se cansó de crecer y dijo, hasta aquí hemos llegado. Se negó a aumentar de tamaño por dentro y por fuera. De nada sirvió que su madre le insistiera en que debía hacerse grande. Miguelito, erre que erre, dijo que todo el mundo crece y que aquello, cuando menos, le resultaba una ordinariez. Ahora le ha dado por invertir la posición, hincando las hojas en el suelo y alzando las raíces al cielo. Yo lo llamo por teléfono y le pregunto qué hace. Miguelito me contesta: pues ya ves, el pino con las orejas. Yo prefiero no llevarle la contraria porque lo conozco bien y sé que se iría por las ramas. La gente ha empezado a murmurar. Dicen las malas lenguas que tiene pájaros en la cabeza. Nada más lejos de la realidad; Miguelito tiene pájaros en los pies.

domingo, 30 de marzo de 2014

EL AMIGO INSUFRIBLE


Mi amigo es el del chaleco verde. El otro soy yo.
Tengo un amigo de plastilina con el que mantengo apasionadas conversaciones sobre trigonometría. El problema es que este año está haciendo un posgrado de derecho financiero y, se pone tan pedante, que me están entrando ganas de hacerlo una pelota y lanzarlo por la ventana. Me contengo porque sé que un trozo de plastilina con tanta formación podría matar a un viandante. Mucho me temo que, de ser así, el viandante muerto pondría una denuncia contra mi amigo de plastilina lo mandarían a la cárcel. Claro que, en el hipotético caso de que eso sucediera, mi amigo de plastilina no tendría mucha dificultad en deslizarse entre las rejas. A la gente de plastilina, si se les quiere privar de libertad, hay que meterlos en una caja fuerte.



sábado, 29 de marzo de 2014

EFECTOS SECUNDARIOS


Ayer me enamoré de una nube que tenía forma de delfín. Por una vez en mi vida logré vencer mi timidez y se lo dije. Le dije que era la nube más fascinante que había conocido jamás. El cumplido debió gustarle pues, de repente, se puso a llover sobre mí dejándome empapado. Mientras escribo estas líneas estoy pasando un catarro maravilloso.

domingo, 23 de marzo de 2014

¡AÚN ESTOY VIVO!


He perdido la cuenta de las veces que he caminado hasta llegar a este árbol caído. Desde la primera vez que lo vi tuve claro lo importante que debería ser su ejemplo para mi propia existencia; pero también para la vida de todos los que tenemos la fortuna de estar vivos.
 La lluvia y el viento lo tumbaron un día, igual que los guantes del rival tumban al boxeador, dejándolo abatido para siempre. Pero la mitad de sus raíces siguen ahí, perforando la tierra que alimenta la mitad de su ser. Y así, la mitad de sus ramas, las que quedaron bajo el tronco, han muerto para siempre, mientras la otra mitad se eleva hacia el cielo como la música que se engendra en las entrañas y asciende y asciende igual que las pompas de jabón que cabalgan sobre el viento. 

Esas ramas vuelven a florecer todas las primaveras, como un estallido de luz que quisiera gritar a los cuatro vientos: ¡aún estoy vivo!
Estar vivo es aprender a ser derrotado, y volver a ponerse en pie, y luchar, y luchar sin tregua por seguir existiendo pese a que no siempre podamos ganar nuestras pequeñas batallas. Se puede vivir sin piernas, sin brazos, sin ojos e incluso sin apenas voluntad. Se vive por puro instinto, por una necesidad primaria; pero también somos lo que somos porque tenemos a nuestra disposición la posibilidad de engendrar belleza, emoción y bondad. Existimos, no solo para respirar, comer, beber y reproducirnos, sino también porque siempre habrá alguien que nos necesite.


La vida nos tumba y nos mutila por imperativo biológico. De cada uno de nosotros depende levantarse de nuevo y seguir peleando o dejar que pase la cuenta del knock out. 
El árbol caído seguirá dando lo mejor de sí mientras el ramaje que aún se aferra a la existencia siga floreciendo año tras año.

domingo, 16 de marzo de 2014

PANTALLESCENTES

Una de mis felices anomalías lleva por nombre Elisa y Serna por apellido. Creo que es una anomalía porque en un país donde los idiomas extranjeros son desconocidos por la inmensa mayoría de los súbditos, ella domina el inglés, que no es moco de pavo, y además trabaja en una tesis sobre la poeta jamaicana Opal Palmer Adisa.
Adelantándose a la siempre inefable Real Academia, Elisa Serna ha traducido un término anglosajón de nuevo cuño que define con ingenio esta nueva adicción por todo lo que tenga unos píxeles de más o de menos. La palabra screenager es una contracción entre screen (pantalla) y teenager (adolescente) que Elisa ha interpretado -creo que con acierto- como "pantallescente".
Por lo que uno ve cuando camina por los espacios públicos, la pantallescencia ha contagiado a la clientela mucho más allá de la edad del pavo.
Uno se pregunta si no será que el ser humano cae en la tentación de lo superfluo con demasiada facilidad; si nos están vendiendo un acceso a la realidad cuando lo que adquirimos es un dispositivo diseñado para apartarnos de lo que importa.
Gracias a esta tecnología virtual tenemos acceso a todas las fuentes de conocimiento y, sin embargo, utilizamos estos recursos para distanciarnos de la aventura del pensamiento libre.
Los tiempos cambian, es cierto, y nuestra existencia consiste, entre otras cosas, en adaptarnos a lo que va llegando y seguir resolviendo problemas. Y sin embargo, cada día voy echando más en falta esa rebeldía que, en otra época, fue el fulminante de los grandes avances sociales. 

Temía Albert Einstein la llegada de la era en la que la tecnología sobrepasara a la humanidad. No sé si ese momento es el actual, pero lo cierto es que no deja de ser curioso ver a individuos, parejas y grupos, dominados en cuerpo y alma por el telefonillo de última generación, que apenas prestan atención al ser humano que tienen a su lado. 
La soledad del individuo en medio de la masa se acentúa aún más cuando uno cree estar constantemente en comunicación con lo que no está presente. 
Por aquello de llevarle la contraria a todo el mundo, incluso a mí mismo, diré que hubiera preferido la calidez de una conversación cara a cara, a este frío y distante modo de expresar ideas. 

PS. Y no olviden mantener encendidos sus teléfonos móviles en cines, teatros, aulas y salas de concierto.






domingo, 2 de marzo de 2014

MÁS FLORES DE ALMENDRO


Mi madre, esa criatura que nos enseñó lo que significaba soñar, nos contaba que el más grande de los Omeyas, Abd al-Rahman III, mandó edificar una ciudad palatina de ensueño en honor a su concubina favorita, la granadina Azahara. A decir de las leyendas -las de mi madre, por supuesto- mientras se edificaba la medina en las faldas de Sierra Morena, el califa preguntó a su amada qué era aquello que más añoraba de su Elvira natal. Ella le dijo que todos los inviernos echaba en falta aquellas montañas, de nombre Sulayr, que se cubrían de un blanco manto de nieve. La nieve, ese frágil elemento en peligro de extinción, poseía para aquella pequeña mujer de grandes ojos, un embrujo evocador.

Un día soleado del invierno de 945, cuando por fin estuvo terminada la hermosa Madinat al-Zahra, ambos amantes fueron a contemplar las maravillas que habían concebido los mejores artistas del califato. Tanto los jardines de la medina como las montañas que la abrigaban habían sido cubiertos de almendros que, en aquellos días se hallaban en plena floración.

Dicen que una suave brisa que bajaba de la sierra, hizo que millones de pétalos blancos flotaran en el aire como una suave nevada, algunos de los cuales fueron a caer sobre el maravillado rostro de Azahara. 


A veces, leyenda e historia se mezclan y confunden como una gota de agua en un vaso de vino. A veces, incluso los poderosos sienten la necesidad de escribir poesía para dar rienda suelta al ser humano que ocultan bajo su coraza de soberbia.


Azahara no vivió muchos años más. Dejó tras de sí, un rey nostálgico y una obra tan bella como efímera. En el año 1010 de la era cristiana, Madinat al-Zahra fue incendiada y destruida a resultas de una guerra civil.


Cuando visité por primera vez las ruinas de aquella ciudad perdida, tuve que comunicar a mi madre que ya no existían los almendros que rodeaban la ciudad, y que la presión inmobiliaria empezaba a amenazar el paisaje de aquel depauperado vestigio de la grandeza humana.


Lo cierto es que, mil años después, volví a experimentar la sensación de ensueño que me inoculaban los relatos de mi madre. La magia que aún me sigue envolviendo cuando me dejo mecer por las divinas palabras de Sherezade, perfumaba la espléndida voz de aquella reencarnación de Azahara, llamada Kate Bush, cuyos ojos oscilaban entre la melancolía y la fascinación como el aleteo de una mariposa.



miércoles, 26 de febrero de 2014

LA FLOR DE ALMENDRO


Fue hace tanto tiempo que ya ni siquiera recuerdo su nombre. No podría precisar de qué color tenía los ojos; si era alta o baja, morena o rubia. Sólo sé que su pelo olía exactamente igual que huelen las flores de almendro. Su pelo poseía un perfume denso y vagamente dulce. Un aroma discreto y sensual capaz de encender mis mejores instintos y hacer que me temblaran las piernas.
Eso fue, como digo, hace tantos años que, a veces, he llegado a sospechar si no se trató de otra vida, o mejor aún, de otro de mis muchos sueños.
Desde entonces aguardo impaciente cada mes de febrero a que los almendros estallen como relámpagos en la noche y atraigan la vehemente danza de las abejas.
Este año -debe ser por las lluvias- me ha costado encontrar una flor que me hiciera evocar aquel deseo adolescente. Un deseo vívido y hermoso que se completaba en sí mismo, sin el impulso de buscar otras flores más carnales.
El viejo almendro de mi barrio, ya casi moribundo, apenas exhibió unas leves salpicaduras de nata en la copa. Los almendros de mi pueblo de adopción, se llenaron de colores blancos y rosáceos, pero con un aroma tan tenue que apenas era perceptible a corta distancia.
Salí entonces a pedalear por los olivares que rodean la demacrada ciudad donde habito, y encontré un joven ejemplar al borde del camino. Detuve el velocípedo -aun a riesgo de esnafrarme- en pleno descenso, y compartí por un instante el libar de unos cuantos insectos.
Allí volví a evocar -aunque siempre supe que todo instante es irrecuperable- aquel perfume del primer amor; aquella evanescente sensación que una vez le dio sentido al resto de mi vida.

Perdón por el arrebato cursilírico. No volverá a suceder... por el momento.

martes, 18 de febrero de 2014

LA BONDAD


Nadie es perfecto -obviamente- y sería ingenuo por mi parte tratar de afirmar lo contrario. Nada más lejos de mi intención.
Ahora bien, tampoco se me escapa que la bondad existe, que habitan entre nosotros algunas criaturas limpias de corazón, en cuyos ojos parece brillar esa mirada del niño inocente que todos (o casi todos) fuimos alguna vez. 
Conozco seres incapaces por naturaleza de hacer daño al prójimo, al menos de manera consciente. Seguramente por ese mismo motivo suelen ser el blanco de todas las burlas, de todas las agresiones y de la mayor parte de las discriminaciones.
Tener un corazón noble y generoso equivale a brillar por encima de la media, y eso, ya se sabe, no es del agrado de los mediocres. A los ojos del mezquino, toda forma de bondad es un talón de Aquiles.
 Parecerá una perogrullada, pero cuando se mira de frente al sol, lo más probable es que uno acabe deslumbrado. 
No me olvido de aquellos que soportaron sin el menor atisbo de rencor, las novatadas más crueles por parte de aquellas infames camarillas de veteranos, ni de los que aguantan día a día lo que les caiga encima, sin devolver golpe por golpe.
En este mundo -no sólo en este país-, sea cual sea el ámbito que ocupemos, bastará que alguien sobresalga por su honestidad, e incluso por su inteligencia, para que empiecen a correr oportunos bulos y rumores que ensucien la mejor de las reputaciones. 
La excelencia, esa flor de colores desconocidos que aparece una vez cada quinientos años, parece inexorablemente unida a un destino trágico. Tal vez por ese mismo motivo aquellos que han sido tocados por el dedo de la noble inspiración, ocultan su talento por miedo a terminar atravesados por los dardos de la envidia.  
Y todo esto lo afirma y reconoce un servidor, que alberga en su interior un íncubo creado y concebido para incordiar a diestra y siniestra. Cosas veredes.


lunes, 10 de febrero de 2014

LO QUE SE PERDIERON LOS NAZIS


En 1943, mientras un joven barítono berlinés daba su primer recital en público, las fuerzas aéreas británicas bombardeaban la capital alemana interrumpiendo unas canciones de Shubert, y de paso, aniquilando unas cuantas vidas. Para rematar la faena, aquel mismo año, el joven barítono fue incorporado a filas por la Wehrmacht. Cuatro años después fue hecho prisionero en el Italia por los aliados.

Durante sus inicios Dietrich Fischer Dieskau -que así se llamaba el cantante- un mocetón de más de un metro y noventa centímetros de estatura, tuvo que ceñirse al repertorio autorizado por el partido nacional socialista. Terminada la contienda y después de pasar dos años en campos de prisioneros, el joven barítono reemprendió la carrera incorporando a su repertorio composiciones de Mahler, que, por aquello de que era judío, estuvo prohibido por Goebels y compañía.

Los lieders orquestales de Mahler encumbraron a aquel joven y apuesto cantante, que consiguió unir una técnica impecable a una personalísima sensibilidad. El estilo y la voz de Fischer Dieskau son algo más que inconfundibles.

Dietrich, que siempre huyó de la banalidad del divismo, prefirió la delicadeza de la música de cámara a la grandilocuencia del bel canto, sin dejar de, eso sí, de realizar grabaciones operísticas inmortales como su fantástico Papagueno de la "Flauta Mágica".

En mi particular imaginario, permanecerán para siempre sus registros sonoros en los "Carmina Burana" de Orff y, sobre todo, en las cantatas del inconmensurable "Johann Sebastian Bach. Pero sobre todas las cosas, Fischer Dieskau posee la mejor versión, para mi gusto, del lieder de Mahler "Ich bin der Welt Abhanden Geckommen" (Me he apartado del mundo) donde quedará para siempre la nota más sobrecogedora que he podido escuchar en una voz humana.

La grandeza de Dietrich Fischer Dieskau es algo más que una cuestión de corpulencia. La guerra -su peor experiencia- no consiguió acabar con su vida, ni la de su viejo enemigo, el soviético Sviatoslav Richter. Un milagro añadido a este lieder "En Primavera" de Shubert, donde la música supera una vez más a la iniquidad humana.

Diectrich Fischer Dieskau tuvo buen gusto incluso al fallecer. Lo hizo en mayo de 2012, completamente alejado del ruido mediático. Ningún medio de prensa español publicó la noticia. 


"Fui un viudo y he sufrido mucho en mi vida, y fui un soldado, que fue lo peor de todo. Pero es buena cosa haber vivido una vida que ha tenido buenas consecuencias"
Dietrich Fischer-Dieskau,

martes, 28 de enero de 2014

LOS QUE FRACASAN




Cuando Richard Strauss estrenó su poema sinfónico "Así hablaba Zaratustra", el crítico Eduard Hanslick dijo no haber advertido más que "ruido".
Por la misma época -hablo de 1896- el estreno de la obra "Ubú rey" de Alfred Jarry, es interrumpido varias veces por los altercados entre detractores y partidarios.
Ya en el siglo pasado, Federico García Lorca realizó una lectura de la obra "El Público" para un grupo de allegados que, por supuesto, no entendieron nada de aquel inmenso poema sobre la imposibilidad de realizar los deseos.
La poesía de Gertrud Stein era continuamente parodiada por buena parte de la prensa de estados unidos.
Herman Melville, el autor de "Moby Dick"  murió completamente olvidado. Estaba convencido de que había fracasado como escritor.
Samuel Beckett, tuvo que abandonar su irlanda natal para poder publicar o estrenar alguna de sus obras.


A día de hoy: 
Nadie sabe nada del crítico Eduard Hanskick. Sin embargo, somos legión los que reconocemos la fantástica Obertura de "Así habló Zaratustra" como una obra maestra. Fue la banda sonora de la no menos fantástica película de Kubrick "2001, una odisea en el espacio"
La pieza de teatro "Ubú rey" es la madre de todas las vanguardias artísticas del siglo XX, y Jarry algo más que un autor de culto.
"El Público" de García Lorca es objeto de incontables ensayos de investigación y de alucinantes puestas en escena.
Gertrud Stein estiró la lógica del lenguaje literario hasta sus últimos límites.
La obra de Melville "Bartleby el escribiente" es sin duda alguna el precedente de autores como Kafka o Camus. Su novela "Moby Dick" está traducida a prácticamente todos los idiomas conocidos.
Beckett recibió el premio Nobel de Literatura en 1969. Con toda seguridad "Esperando a Godot" se está representando en estos momentos en algún teatro del mundo.

Hay una inmensa mayoría de autores que esperan el éxito por medio de la repetición infinita de lenguajes ya explorados. Se diría que gran parte de lo que hoy se vende está escrito, pintado o ideado por la misma mano.
Otros, sin embargo, optaron por buscar su propia voz, por explorar en territorios ignotos y por hacer sentir al prójimo lo que nunca antes había experimentado.

Lo dijo el mismo Beckett: Todo de antes, nada más jamás. Jamaś probar, jamás fracasar. Da igual: prueba otra vez, fracasa otra vez, fracasa mejor.

"El sol deslumbra si se le mira de frente" 



A la valiente poesía de Yaiza Martínez.

 

domingo, 12 de enero de 2014

PURO INSTANTE



Se siente un vértigo al tomar entre los brazos a ese cachorrito que, dentro de dos meses, pesará veinte kilos y ya no habrá modo de levantarlo...

Se siente un vértigo ante la idea de que dentro de quince años él ya no estará, y habrá que inventarse una estrella en el cielo -tal vez una estrella fugaz- donde darle cobijo a su recuerdo...
También es posible que, dentro de quince años, sea yo el que no esté.

Si al menos fuésemos conscientes de nuestro absoluto presente, quizá no se nos pasaría la vida codiciando tener más. No somos más que instante, puro instante; un suspiro que apenas deja huella en el recuerdo, una nota en mitad del silencio que fue capaz de conmover a un espíritu solitario.

Quien no tiene capacidad de vivir el presente en toda su intensidad está malgastando un tiempo precioso.

jueves, 9 de enero de 2014

LEE TU POEMA Y DÉJATE DE POLLAS


Algunos escritores muestran un curioso parecido al perro en sus primeros meses de existencia. Me refiero a los primeros meses de existencia del perro, no de los escritores. El descubrimiento del YO, en el caso del cachorro canino, empieza por el rabo, de manera que el sujeto, o más bien la dentadura del sujeto, persigue a su propio apéndice dando vueltas y vueltas hasta hincarse los dientes (con lo que eso duele) o caer rendido ante la imposibilidad de alcanzar lo que sólo está al alcance de unos pocos rabilargos o contorsionistas.
Pues ese es, en resumidas cuentas, el mismo efecto de un escritor cuando se pone a hablar de sí mismo como introito a una aburridísima lectura de ripios, cuentecillos u otros opúsculos. Esa persecución recalcitrante de su propio apéndice (el YO del autor) sin llegar nunca a doblegarlo, es lo que evoca aquel que al hablar en público aprovecha para mostrarse encantado de conocerse en lugar de leer el poemilla y dejarse de memeces.