martes, 22 de mayo de 2012

DESIERTOS INTERIORES


Miguel Ángel Contreras

Los lugares más habitados poseen esa distorsión que incumbe al punto de vista del que los vive, pero también están sometidos a la misma tiranía que los desiertos. Subes al metro en hora punta y te embarga una sensación de soledad que nada tiene que ver con lo que te rodea. Por ese motivo, habría que distinguir entre los desiertos de arena y los de asfalto. Incluso (y sobre todo) hay desiertos interiores; vacíos de ser y estar, que se nos han colado dentro como esa fina arena de las dunas que invade el verdor de los jarales.
Son desiertos del alma, oquedades emocionales que sólo se deberían describir por medio de la metáfora y la música que moran en un poema. Antes de ser desierto, el paisaje vacío habita en nuestro interior como uno de esos nubarrones que ocultan el azul del cielo hasta el punto de hacernos creer que es de color plomizo.
Esos paisajes han sido desmenuzados por la precisión de la poesía de Miguel Ángel Contreras, con esa voz suya capaz de mimetizar el pensamiento más complejo por medio de una aparente simplicidad que envuelve las palabras y las balancea a ritmo de vals.
En ese sentido, sería aconsejable iniciar la lectura de este poemario “LIBRO DE PRECISIONES” prestando una especial atención al magnífico proemio en el que el autor traza un mapa esencial para adentrarse en una escritura que rehuye lo evidente con el  claro objetivo de exponer de forma oblicua una intimidad latente y vulnerable. 
Contreras, como buen coleccionista de emociones escritas y descritas, sabe manejar las apariencias, hasta el punto de hacer que el lector se coma una amarga píldora envuelta en un bonito caramelo de fresa. Este desierto vivido por Miguel Angel no deja en la boca del lector un regusto ceniciento, sino que –y aquí aparece la mano del mago-, de manera subliminal, se cuela en el paladar como los vapores de un narguile de frutas, y atraviesa la retina (o el oído) evitando la aspereza de drama directo.
No es tan difícil escribir poesía -sobre todo a juzgar por esa pléyade de versificadores que pulula entre los aparadores de cualquier lugar de tertulia-, pero lo de ser poeta es otra cosa. Porque la verdadera poesía es un camino hacia el lado contrario de los laureles, es una apuesta por el fracaso en el sentido más beckettiano de la palabra. Contreras ha tomado ese camino donde (sic) La apuesta siempre es a cruz/ y juegas, sin darte cuenta,/ con monedas de dos caras.

 "Libro de precisiones"
Miguel Ángel Contreras
Bartleby Editores