domingo, 20 de abril de 2014

NO OYES LADRAR LOS PERROS

Estamos en un bar. Nuestra agradable conversación se ve interrumpida por la llegada gradual de tres generaciones de una misma familia. La madre se acerca a nuestra mesa y nos pide correctamente las dos sillas que nos sobran. Ningún inconveniente. Las dos sillas son para sendas niñas de unos siete u ocho años que, rápidamente, toman posesión del asiento. Los abuelos llegan los últimos y se quedan de pie.
Algo más tarde aparecen otras dos mujeres de mediana edad acompañadas de cinco adolescentes. La mesa de la anterior familia ha quedado libre y los cinco adolescentes son acomodados por las dos mujeres. Ellas van y vienen de la barra a la mesa haciendo las veces de camareras para los muchachos. 
Es lo que hay. Es lo que nos espera. 

El título de esta entrada pertenece a un relato de Juan Rulfo. La intencionalidad es fácil de adivinar con sólo leerlo o escucharlo en la voz del escritor mexicano.  http://youtu.be/cewv7qyUpsA