miércoles, 4 de febrero de 2015

EL ASOMBRO


Lo que más me fascina de La Morocha es su capacidad para el asombro. Se diría que ha nacido para asombrarse una y otra vez sin solución de continuidad. Hay noches en que la he sentido asombrarse más de diez veces consecutivas. En esas horas, paradójicamente, el asombrado suelo ser yo.

2 comentarios:

  1. Hay asombros que tienen mala sombra, y otros a los que dan ganas de ahombrar, que no de apoyar. El asombro propio tras una decena de asombros ajenos es de los de boca abierta y ooooooh, como cuando suben los cohetes y hacen lucecicas antes de hacer pum.

    ResponderEliminar
  2. Asombrado me quedo. La sorpresa -el factor- es el estado previo a la epifanía. O viceversa, o conjunción, qué importa.

    ResponderEliminar