viernes, 2 de enero de 2015

MIEL


 
De alguna manera que no alcanzo a comprender ha entrado una ninfa en el tarro de la miel. Cada tarde, la familia en pleno se congrega en torno a la mesa de la cocina para contemplar las evoluciones de nuestra diminuta invitada en el espeso fluido. Ella se mueve despacio sin preocuparse por las posibles consecuencias de una alimentación acusadamente hipercalórica. Mi hermana -tan discreta ella- ha sido la primera en dar la voz de alarma sobre el desmesurado tamaño de las nalgas de nuestra ninfa. Y qué más da -pregunto yo- siempre que ella sea feliz en su universo de ámbar.

4 comentarios:

  1. La diminuta invitada de fabulosas nalgas bucea en la dulcez. Devora, te ordeno, la miel a cazos hasta ingerir a la ninfa y así podrás seguir cantando con voz sopranil a todo aquello que nace de los montes y de los árboles, colibrí.

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  2. Engullir a una señora ninfa debe ser toda una experiencia.

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  3. Hola, José Luis: mira qué cosa hay pa' ti aquí.
    https://menoknownothing.wordpress.com/2015/02/03/las-5-preguntas-que-nunca-me-atrevi-a-hacer-en-soledad/
    Un abrazo.

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    1. Gracias... vaya tela. Jajajajaja,
      Miguel ha sido sintético, jeje.

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