sábado, 25 de octubre de 2014

MI PEQUEÑA Y DULCE CAPIBARA





Mi pequeña y dulce capibara espera escuchar mis pasos en la puerta de entrada mientras dormita recostada en una hoja de la higuera. Entonces, cuando adivine mi llegada, bajará del árbol dejándose caer junto a la tapia, y mostrará su alegría rozando su cabeza en mis pantorrillas. ¿Hay algo más tierno que una capibara adoptiva?

1 comentario:

  1. Sí, una capibara-hija de verdad, engendrada por ti en mamaíta capibarota. Siempre y cuando no tenga esos dientes saledizos, tan recordatorios de Luis Suárez, que los tiene largos de tanto entrenar.

    ResponderEliminar