sábado, 3 de mayo de 2014

EL SECRETO DE LA VIDA


Pocos saben que nací a la tierna edad de cien añitos. De ahí que mi natural inconsciencia fuera producto de los achaques, y no al contrario. Algunos años después, mis ojos se fueron aclarando con la miopía, hasta que conseguí ver el mundo en toda su pequeñez. Ahora ando ya por debajo de los cincuenta y sigo mejorando con el tiempo.

3 comentarios:

  1. Anda como mi amiga Alicia!, también padece una vejez retrograda. Cada día que pasa se mira al espejo, se sonrie, él le devuelve cada vez una imagen más vivaracha y estupenda, y lo más sorprendente de todo es que ella, en verdad, ya está muerta. Qué suerte tenéis algunos que sois como los cisnes.

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  2. Creo que es más imaginación que suerte.

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