Dracaena marginata |
En un rincón del saloncito de mi casa tengo una hermosa
drácena con dos troncos y un sin fin de hojas alargadas como cintas.
Durante de los últimos años he ido comprobando que esta planta
tiene una curiosa relación con la música. El caso es que suelo
escuchar algunas piezas en mi viejo gramófono, cuyos altavoces no
están muy alejados de la drácena y he podido constatar que mi
exuberante compañera cambia de morfología. Pero lo más curioso es
que no reacciona igual con todas las músicas que le invito a gozar.
Si le pongo alguna obra de Händel, ella no tarda en presentar un
aspecto grandilocuente, e incluso algo engreído. Por contra, con los
nocturnos de Chopin se me torna algo mustia, como si hubiera perdido
la alegría. Con Johann Sebastian no tarda en mostrarse trascendental
elevando sus hojas hacia el infinito, mientras que al escuchar a
Mozart, da la sensación de estar envuelta en el puro entusiasmo.
Pero he aquí que, si me siento al piano y acaricio con la debida
delicadeza un arabesco de Debussy, toda ella se recubre en radiantes
florecillas como explosiones de aromas inéditos y sonrosados
colores.
¿Ríe si le pones a Satie?
ResponderEliminarde ninguna manera. Y lo peor es que crece mucho mas lento¡
ResponderEliminarJose Luis, entiendo a tu sensitiva planta, y es que en la escala de seres vivientes está claro que hay unos más conscientes que otros, y no siempre encajan con la evolución que tan claramente hemos establecido los tontorrones humanos. Somos más o menos conscientes, depende del ejemplar, pero además hemos sido "malde-bendecidos" con la consciencia propia, que en la mayoría de las ocasiones apaga la consciencia a secas, mucho más valiosa, creo yo...así es que disfruta a tu plantita, que desde su consciencia simple nos enseña lo maravillosamente fácil que es ser felices...
ResponderEliminar