martes, 8 de mayo de 2012

LA EDAD DEL DESEO


Cruel abril de tardes que languidecen entre pardos bostezos. Estúpido renacer que serpentea por las alamedas como una brisa mórbida de hojas temblorosas.
Nostalgia de aquella arcadia que tan solo existió en mi deseo, un deseo inerte como la pupila de un ciervo disecado.
Cruel abril de golondrinas moribundas, de corazones ajados por un sueño estéril que se enredó entre las zarzas de mi cobardía.
Cruel abril que posaste tus alas de mariposa sobre unos labios que buscan y no encuentran.
Relámpago olvidado que alguna vez estremeció  unos muslos bajo las yemas de mis dedos.
Te quedaste dormido en un recodo del camino y ahora abres los ojos cuando ante ti sólo encuentras un páramo cubierto por la última nevada. 

Lo sé; me he puesto demasiado solemne.