jueves, 2 de septiembre de 2021

LA ADVERSIDAD

 

Recuerdo vívidamente, como si hubiera acontecido hace tan solo unos días, la última vez que conversé con el viejo Amador Cienfuegos en aquel frondoso jardín de Vila Verde de Ficalho. El día había empezado a agonizar con la lentitud de los ocasos de verano, cuando abrió una botella de vinho verde y, después de alzar su copa, permaneció reflexionando hasta que acertó a mascullar:

Le diré algo que tal vez no sea de su gusto: La adversidad es un tesoro, un don que todos los seres vivos tienen garantizado y que ha oficiado durante milenios para garantizar nuestra supervivencia. Pasarán los siglos, nacerán y morirán muchas generaciones, perecerán las grandes doctrinas, y el ser humano seguirá rehuyendo esta verdad: nada verdaderamente importante es alcanzado sin que medie una lucha contra la adversidad, entre el anhelo y su consecución. Es imprescindible para la persona que exista el obstáculo, que nos asalten los dilemas para poder resolverlos, para deshacer los nudos que se interponen en nuestro camino.

¿Qué sería de nosotros si la adversidad no nos hubiera espoleado para superarnos? Yo se lo diré: hombre y mujer jamás habrían rebasado la estatura del brezo, el rebelde se habría vuelto dócil como una mula de carga, y todas esas pequeñas conquistas que apenas valoramos y que tanto han supuesto para la humanidad, habrían permanecido en el ámbito de los sueños.

La dignidad de la persona se construye contra el azote de las tempestades y el menosprecio de quienes le rodean. El luchador se alza sobre los que optan por rendirse ante el falaz realismo, porque el buen luchador nunca se doblega, nunca se esconde ante el infortunio, y jamás levanta las manos sin haber agotado hasta su último hálito. 

 

1 comentario:

  1. Ningún arte (incluidas en este concepto, si se me apura, hasta las artes mecánicas) puede hacerse, crearse, sin el sufrimiento. Nada que ver con ideas cristianas. La creación cuesta. En el misticismo hebreo, el tikun es un concepto según el cual el Creador tuvo que encogerse para dar espacio a su creación. Tuvo que sufrir, apartarse, hacerse a un lado, ser subsidiario a su propia creación.

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