Jose Luis Gärt |
De ahí que me viera obligado a sumergirme al otro lado de la luna de
cristal con la legítima intención de perseguir al simétrico
individuo que curiosea mi cara cuando enciendo la luz del cuarto de
baño. Y en esas estaba, cuando lo vi lanzarse hacia mí con una
decisión inquebrantable, hasta el punto en que nos dimos de bruces
el uno contra el otro. Ahora, rizando el rizo del patetismo, nos
hemos roto las narices en el mismo punto. Seguimos, eso sí, sin
saber nada el uno del otro.
Pues no tenías bastante con el codo que, encima, las narices. ¡A ver si te van a dejar preñao!
ResponderEliminarTodo se andará
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