En 1943, mientras un joven barítono
berlinés daba su primer recital en público, las fuerzas aéreas
británicas bombardeaban la capital alemana interrumpiendo unas canciones de Shubert, y de paso, aniquilando unas cuantas vidas. Para
rematar la faena, aquel mismo año, el joven barítono fue
incorporado a filas por la Wehrmacht. Cuatro años después fue hecho
prisionero en el Italia por los aliados.
Durante sus inicios Dietrich Fischer
Dieskau -que así se llamaba el cantante- un mocetón de más de un metro y noventa centímetros de
estatura, tuvo que ceñirse al repertorio autorizado por el partido
nacional socialista. Terminada la contienda y después de pasar dos
años en campos de prisioneros, el joven barítono reemprendió la
carrera incorporando a su repertorio composiciones de Mahler, que,
por aquello de que era judío, estuvo prohibido por Goebels y
compañía.
Los lieders orquestales de Mahler
encumbraron a aquel joven y apuesto cantante, que consiguió unir una
técnica impecable a una personalísima sensibilidad. El estilo y la voz de
Fischer Dieskau son algo más que inconfundibles.
Dietrich, que siempre huyó de la
banalidad del divismo, prefirió la delicadeza de la música de
cámara a la grandilocuencia del bel canto, sin dejar de, eso sí, de realizar grabaciones operísticas inmortales como su fantástico Papagueno de la "Flauta Mágica".
En mi particular imaginario, permanecerán para siempre sus registros sonoros en los "Carmina
Burana" de Orff y, sobre todo, en las cantatas del
inconmensurable "Johann Sebastian Bach. Pero sobre todas las cosas, Fischer Dieskau posee la
mejor versión, para mi gusto, del lieder de Mahler "Ich bin der Welt
Abhanden Geckommen" (Me he apartado del mundo) donde quedará
para siempre la nota más sobrecogedora que he podido escuchar en una
voz humana.
La grandeza de Dietrich Fischer
Dieskau es algo más que una cuestión de corpulencia. La guerra -su
peor experiencia- no consiguió acabar con su vida, ni la de su viejo
enemigo, el soviético Sviatoslav Richter. Un milagro añadido a este
lieder "En Primavera" de Shubert, donde la música supera una vez más a la iniquidad humana.
Diectrich Fischer Dieskau tuvo buen
gusto incluso al fallecer. Lo hizo en mayo de 2012, completamente
alejado del ruido mediático. Ningún medio de prensa español
publicó la noticia.
"Fui un viudo y he sufrido mucho en mi vida, y fui un soldado, que fue lo peor de todo. Pero es buena cosa haber vivido una vida que ha tenido buenas consecuencias"
Dietrich Fischer-Dieskau,
"Fui un viudo y he sufrido mucho en mi vida, y fui un soldado, que fue lo peor de todo. Pero es buena cosa haber vivido una vida que ha tenido buenas consecuencias"
Dietrich Fischer-Dieskau,
A todo esto, prohibieron a Mendelssohn, claro, y sin él no se comprende a Wagner. Hay fragmentos de Mendelssohn donde ya está Wagner. En fin, qué se le va a hacer. El que es tonto, morirá tonto. Maravillosa la interpretación de ambos dos.
ResponderEliminarY no sólo eso, sino que te voy a recomendar la de la maravillosa Elly Ameling con Jörg Demus. Saltarina, alegre y festiva como un campo de floripondios en primavera.
EliminarYa sabes lo musho que te quiero, pero, sshhhhhhhhhh, que no sentere tu señora.
No conocía a Dietrich Fischer Dieskau, la verdad que al escucharlo me ha parecido reconocer su voz, qué vocalización, qué claridad de voz, qué maravilla y qué bruta que soy, cómo que no lo conozco? Gracias por recordarlo y compartirlo. Contaba Marcel Reich-Ranicki, crítico alemán judío, que los conciertos sinfónicos que se celebraban en el gueto de Varsovia durante la guerra estaban siempre al completo, empezaron a celebrarse porque los músicos se morían de hambre, y las personas iban porque en medío de todo aquel sufrimiento, deseaban y encontraban en la música un par de horas de esparcimiento. Es verdad que en tiempos oscuros a muchos los salva, (nos salva) la música, y la primavera.
ResponderEliminarNos salvarán la música, los cuentos de Sharazad, las historias contadas de viva voz, las comedias mágicas del gran Shakespeare, nuestra capacidad para soñar, nuestra capacidad para darnos a los demás y nuestra conciencia del otro.
EliminarSigue buscando esa voz de Fisher Dieskau, y te sorprenderás una y mil veces. Fue único y nunca se caśo con nadie más, aparte de la belleza.