Yo he habitado
lugares que no cabrían en la más fecunda de las imaginaciones. He
amado tantas veces que mi corazón se ha vuelto inagotable. He
dormido más de mil noches acunado por la cálida voz de una princesa
persa. He brindado con ron junto a filibusteros y bebido calvados en
el cráneo de mis enemigos. He navegado hasta la luna y descendido a
París de un salto. He doblegado las cadenas de la roca de Tanios. He recorrido desiertos bajo el amparo del firmamento,
y morado en los árboles de Italia. He perseguido a los más pérfidos
criminales y atravesado espejos. He contemplado el Aleph con mis
propios ojos y memorizado enciclopedias. He escuchado el canto de las sirenas en las islas Erráticas. He robado tesoros, doblegado
laberintos, desvelado secretos, conquistado ínsulas, petrificado
monstruos marinos, defenestrado a dioses, parodiado a reyes,
satirizado tragedias y cabalgado sobre balas de cañón. He barrido
las calles de Praga, he meado en los canales de Venecia, he dormido
en los soportales de Nueva Orleans, he brindado en las tabernas de
Dublín, he nadado en el Lago Baikal y he caminado sobre las aguas
del Mar de Galilea. He contemplado las puertas del infierno en el laboratorio de Marie Curie. He pateado caminos por donde sólo han pisado
los livianos pies del viento y perseguido a mi sombra. He amado con la urgencia de los
condenados a muerte. He escapado de la peste sobre una
alfombra voladora. He pernoctado en Tombuctú y despertado en Palmira.
He rebasado los límites de lo posible y aún sigo viviendo para
contarlo. He vivido tantas vidas que apenas tengo ya memoria para
recordarlas.
La existencia me ha
multiplicado en los senderos de tinta porque he respirado el aire
polvoriento que exhalan las bibliotecas. Es por ello que no he
vivido una vida, sino tantas otras como he podido robarle a los
sueños ajenos.
Y todo eso, sin apenas mover mi cuerpo del viejo sillón donde mis ojos recorren el bosque infinito de los senderos de tinta.
Y todo eso, sin apenas mover mi cuerpo del viejo sillón donde mis ojos recorren el bosque infinito de los senderos de tinta.
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