A los cuarenta y ocho años subí en bicicleta aquella cuesta
que no fui capaz de subir a los quince. Tardaré, eso sí, otros cuarenta y ocho
años en recuperarme. Y ese es más tiempo del que tenía pensado vivir.
A los cuarenta y ocho años asumí que nunca más dormiría
solo, y que todas las noches me acostaría con Sherezade; la que me adormece con
esos cuentos que siempre empiezan con la misma frase: He llegado a saber, oh príncipe de los incrédulos, que hace mucho
tiempo…
A los cuarenta y ocho años recordé por enésima vez que eso
de madurar no es siempre para bien, y que nunca es tarde para hacerse más
idiota. De hecho, uno siempre está a tiempo de hacer idioteces que antes creía impensables.
A los cuarenta y ocho años tuve que aceptar que nada dura
tanto tiempo como para creer en algo eterno.
Hoy cumplo cuarenta y ocho años. No me siento especial. Ni
más ni menos que otro día cualquiera. Tal vez deberíamos celebrar más esos días
cualquiera. Tal vez deberíamos celebrar más el no cumpleaños.
FELICIDADES AMIGO
ResponderEliminarpor cada letra que compartes
por cada cuesta que acometes
por cada sonrisa que regalas
por tus críticas
por tu cabellera de luna
por tus calas del barronal
por tus conocimientos inmarcesibles
por tus bromas y tu seriedad
y me felicito yo
por ser tu amiga
muac
Pd: te debo una margarita
sin tu energía desbordada
ResponderEliminarsin tu ternura velada por ese pertrecho bufonesco
sin tu proverbial modestia
sin ese querer que quiero
el no llamar la atención
sin eso que nos provoca
serias , seguramente,
sinsufrible.
feliz no cumpleaños, de corazon
¿amigo?
j.s
Pues gracias y gracietas, amigos y amiguetes, poetas y poetes, pollos y... demás criaturas del señó.
ResponderEliminarQue ya lo dijo el poeta:
No pasan los años, queda
su número como el poso
que hace el vino generoso
o
mantillo que la arboleda
nutre de sí
y
miel aceda
que las abejas del día
sorben en flor de alegría
y en el panal del espejo
segregan como un reflejo
de fe con melancolía.
48 es 6 x 8, es decir, que es 3 x 2 por 2 a la 3 (2 al cubo). Es bastante capicúa, aunque en realidad, todo eso de los números no es más que una forma de entretenerse y no aburrirse. Celebrar el no-cumpleaños es estar de fiesta 364 días al año (los bisiestos uno más). Es posible que si celebrases el no-cumpleaños y me invitases a cervezas todas las noches del año menos una, te arruinarías mucho antes. Lo malo es que como los bancos se han enterao de que los criticas, si fueses allí te dirían, ¡sí, hombre!, ¡ahora vienes!, ¡que te den! No te preocupes, lo dirían igual.
ResponderEliminarMiguelitooooooooooooooooooo
ResponderEliminar¡Eres un ingeniero! No puedes evitarlo.
Por eso estás convencido de que "ojo por ojo" son sesenta y cuatro.